martes, 16 de febrero de 2016

A la luna.

A la luna hoy tan azul no le quiero guardar ningún secreto esta noche, no quiero ocultarle mi profunda tristeza, mi melancolía oculta, mis anhelos secretos, mis sueños con ella. Trato y trato de no reconocerme en el brillo claro de su iluminación esta noche. No deseo voltear a verla directamente por el temor a encontrar respuestas a mis fantasías perdidas, por eso solo prefiero absorver su brillo, ofrecerle mi eterno amor, los compases de la noche, los beats de mis canciones favoritas y las mismas metaforas que me guardo desde que era adolescente. Un otoño fui el ser humano más feliz y guardé en una cajita musical descompuesta sus palabras que me dejo en aquellas noches. Las melodías se pierden entre lo que llamo sueños o lo que llamo realidad. Grabo mi voz para no olvidar quién soy y hacia donde debo mirar. Lo único que hoy quiero recordar es que no debo mirar hacia la luna, solo sentir su brillo. Mañana los planetas se van a alinear y todavía no sé que deseo pedir, aunque en el fondo solo hay uno, pero que inscrito en la sombra del egoísmo destroza cualquier porvernir. La simetría perfecta de un rostro perfecto. Cuantas miradas perdidas hacia la luna, cuantas metaforas malgastadas debo de pensar más para olvidarme de mi presente, de no pensar en un futuro compuesto de sueños irrisorios. El diametro de mi presente es tan diáfano como incalculable. Entre más intento medirlo menos encuentro los dos puntos opuestos, porque todo desaparece siempre al llegar a la mitad. No hay un paso adelante ni atrás. Entonces ahí, estupefacto como siempre, miro de nuevo a la luna, que me dice secretos, misterios sin revelar, engaños, poesías, verdades, esperanzas o enigmas para lograr proezas. Nunca lo sé, por eso trato de dejar de ver el brillo casi cegador de ella esta noche, porque cada vez que recurro a ella me destrozo por completo, me olvido de mí por completo y solo me convierto en otra estrella muerta viajando en el universo sin rumbo fijo, colapsando, transformandose en distintas figuras que jamás hubiera imaginado, emitiendo sonidos que jamás hubiera pensado existieran. Entre aquél vaiven veo desde lo lejos a mis amigos que he perdido al pasar esas noches viendo la luna sin mesura. Pero la luna tan blanca jamás pierde su brillo, jamás dejo de seguirla. Es hermosa.

26 gennaio alle ore 3:36

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