martes, 16 de julio de 2013

El parque oscuro

Toda una semana llevo saliendo a las 3 de la mañana de mi casa para dar un paseo en el bosque que se encuentra a tres cuadras de mi hogar.
El bosque es realmente pequeño, a lo mucho cuatro calles a lo largo; sin embargo, el centro es uno de los lugares más penetrantes que conozco. Jamás había sentido una sensación como ésta. La oscuridad penetra cada uno de mis sentidos y el sonido se pierde totalmente. Empiezo a meterme en la profundidad de la oscuridad y en algún momento ya no distingo un camino del otro. No me lleva a ninguna entrada ni a una salida más. Arbustos aquí, arbustos allá.
Dentro de los arbustos hay una persona, dentro de los arbustos se esconde alguien. Aquella idea loca me persigue desde hace años. ¿Algún día verdaderamente saldrá alguien de la oscuridad y el silencio aparente alrededor de los arbustos?
¿Qué hacemos ahora, que he hemos hecho todos estos años?
De un momento a otro siento mis piernas mojadas. Sin darme cuenta casi entro sin dificultad a un estanque que casi está lleno. El estanque está casi lleno de agua.
De vez en cuando volteo mi vista hacia el cielo. A veces no veo nada, absolutamente nada más que el gran negro de las sombras creadas por las ramas de los árboles.  A veces, sin embargo, una estrella logra sobresalir de entre las ramas del árbol. Por momentos deseo seguir la estrella, por momentos. Después sigo mi camino en el pequeño bosque que cada vez se convierte más en un parque oscuro donde en el día juegan los niños.
De un momento queremos ver ramas de árboles, al otro instante sólo un par de estrellas.
¿Dónde están mis amigos que me visitan en la madrugada?


Julio 2013

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